7 hábitos para adolescentes desubicados

 ¿Algunas veces te sientes fuera de lugar, eres tan perfeccionista que no quieres realizar trabajos en grupo, necesitas estar en constante actividad intelectual,…? y, encima, ¿tu grupo de iguales no te entiende?

Sean Covey en su libro The 7 Habits of Highly Effective Teens (Los 7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos) ofrece una guía para ayudarte con la presión de grupo, la motivación, el éxito o la falta de éste y otros temas difíciles y decisiones importantes.

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Practica estos hábitos:

1. Se proactivo/ a

Así descubrirás los hábitos de otros/as, tomarás el control y la responsabilidad sobre tu vida: eres el único o la única responsable de tu conducta, de tu felicidad y de tus actos. No culpes a los demás.

2. Comienza con la meta en mente

Si no tienes claro dónde quiéres acabar vas a perder el tiempo y titubear constantemente; las opiniones de los demás no deben influirte demasiado: fija objetivos, fija metas y toma las decisiones de acuerdo a esto.

3. Lo primero es lo primero

Prioriza y quédate con lo importante: así administrarás tu tiempo y te quedarás con lo importante, superando tus miedo y siendo fuerte en los momentos difíciles. Vive según lo que más importa

Se trataría por tanto de establecer un abanico de prioridades, no centrarse de manera necesaria exclusivamente en una.

4. Piensa en ganar

Aprende a creer en tí mismo/a y en tu éxito en todas las relaciones: si hay una discusión es más fácil llegar a una solución beneficiosa para ambas partes y aprenderás, también, a celebrar los logros ajenos en vez de sentirte amenazado/a.

5. Para ser comprendido/a, primero debes comprender

La gente no escucha muy bien… Es muy frustrante no sentirse comprendido/a; si tú escuchas a los/as demás, serás escuchado/a cuando lo necesites. ¡Escucha activa, se llama!

6. Sinergia

Cuando dos personas trabajan juntas y crean algo mucho mejor que lo que cualquiera podría crear individualmente, se llama sinergia.

La sinergia se consigue cuando dos o más personas trabajan juntas para crear algo mejor que cualquiera podría por sí solo. A través de este hábito, los adolescentes aprenden que no tiene por qué ser «el camino» o «a mi manera», sino una mejor manera, una forma superior. Permite a los jóvenes a valorar las diferencias y apreciar mejor los demás.

7. Recupérate

No estés demasiado ocupada/ o: es importante que tengas el tiempo libre suficiente para recuperarte y mantener tu «yo» fuerte, lidiando mejor con la vida.

Menores en riesgo. Definición y conceptos

Son muchos los conceptos relacionados con «jóvenes y menores en riesgo» y, al ser una situación real y cotidiana, creemos que conocer los más destacados es fundamental para padres, madres, maestras/ os, profesorado, etc. Son los siguientes:

1) MENOR EN RIESGO.
Este concepto es muy importante para la prevención en el ámbito infantil y adolescente. Existe un “menor en riesgo” cuando en su infancia se cronifican problemas, si durante la adolescencia se producen en su vida cambios bruscos y negativos para su salud emocional, etc.

2) INTERVENCIÓN TEMPRANA.
Educación o guía de los primeros años de la vida de los niños (de 0 a 6) que les permita tener las oportunidades precisas y suficientes para alcanzar un desarrollo evolutivo óptimo.

3) INTERVENCIÓN PREVENTIVA.
Su propósito es actuar sobre menores con el objetivo de hacer más fácil la vida de los niños, adolescentes y adultos que le rodean.

4) CONDUCTAS ADICTIVAS.
Las conductas adictivas se caracterizan por la capacidad que tienen para producir gratificación inmediata o alivio de algún malestar. Por esto, es fácil que terminen por generar dependencia, es decir, un patrón de comportamiento desadaptativo, que conducen a un deterioro global de la persona.

5) CONDUCTAS DELICTIVAS.
Aquella conducta antisocial que interfiere con los derechos de otras personas o amenaza el bienestar del propio individuo o de la comunidad (Departament of Health, Education and Welfare, 1972, citado por Dussich, 1989); denota violación de las normas formales, de la ley (Dussich, 1989; Kauffman,1993). En consecuencia, entendemos que no toda conducta delictiva ha de ser criminal sino que puede ser simplemente una conducta socialmente inadecuada.

6) TRASTORNO DISOCIAL (TD).
Forma persistente y reiterada de comportamiento disocial, agresivo o retador. En sus grados más extremos puede llegar a violaciones de las normas, mayores de las que serían aceptables para el carácter y la edad del individuo afectado y las características de la sociedad en la que vive. Se trata por tanto de desviaciones más graves que la simple «maldad» infantil o rebeldía adolescente.

7) TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE (TND).
Patrón de conducta que se manifiesta en un recurrente rechazo a la autoridad, que dura al menos 6 meses. Suele darse antes de los 9 ó 10 años y viene definido por la presencia de un comportamiento marcadamente desafiante, desobediente
y provocador y la ausencia de otros actos que violen la ley y los derechos de los demás. Es habitual que en el desarrollo de los niños aparezcan en algunas etapas comportamientos negativistas, desobediencias, pataletas… Por ello es necesario delimitar cuándo estos síntomas constituyen un trastorno. Para esta clarificación hay que tener en cuenta si la frecuencia, repetición e intensidad afectan a la vida familiar, escolar y social. El trastorno se concreta en un comportamiento hostil, negativo, desobediente y desafiante dirigido a las figuras de autoridad conocidas, en especial dentro de la familia y de la escuela, pudiendo no evidenciarse ante desconocidos.

8) CONDUCTA DE RIESGO.
Actividades que incrementan la probabilidad de consecuencias negativas para la personalidad, el desarrollo adaptado o la salud biopsicosocial (Kazdin, 1993).

9) FACTORES DE PROTECCIÓN.
Factores que actúan para promover un desarrollo adaptado y para diluir o frenar consecuencias negativas de los factores de riesgo, previniendo la posibilidad de que los factores de riesgo lleguen a cristalizarse en consecuencias negativas.

10) COMORBILIDAD.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la comorbilidad o diagnóstico dual como la coexistencia en el mismo individuo de un trastorno inducido por el consumo de una sustancia psicoactiva y de un trastorno psiquiátrico (OMS, 1995). De conformidad con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), una persona con diagnóstico dual es una persona a la que se le ha diagnosticado un problema por el consumo abusivo de alcohol o drogas además de otro tipo de diagnóstico, normalmente de carácter psiquiátrico, por ejemplo, trastornos anímicos o esquizofrenia (PINUCD, 2000). En otras palabras, la comorbilidad en este contexto se refiere a la coexistencia temporal de dos o más trastornos psiquiátricos o de personalidad, uno de los cuales se deriva del consumo problemático de sustancias.

En la siguiente actualización, incluiremos más conceptos relacionados con «menores en riesgo» y su intervención.

¡Hasta la próxima entrada!

¿Psicopedagogía? ¿Intervención? Aclaramos términos

Como profesionales psicopedagogos/ as, tenemos que diferenciar claramente qué es una intervención psicopedagógica de otras acciones educativas como puede ser la orientación escolar, docencia,…, y un largo etcétera. También, tenemos que definir a la sociedad en general cuál es nuestra labor.

Utilizando como fuente de información varios artículos extraídos de blog y otras publicaciones, se ha llegado a una serie de conclusiones que han favorecido la creación de este artículo donde se da respuesta a la pregunta ¿qué es la intervención psicopedagógica?

“El concepto de intervención es actualmente uno de los más utilizados en el ámbito de las ciencias sociales, abarca muchas acciones y actuaciones, es una forma de confrontación, una forma de enfrentarse a los hechos, al dinamismo social, es decir, a la realidad cambiante a la que estamos asistiendo de una manera crítica y reflexiva. En sí mismo, es un término que entraña confusión y cierta complejidad tanto conceptual como metodológica.”

Existe una polisemia de definiciones respecto al mismo, revelando realmente la complejidad y amplitud del término, si nos centramos en la intervención psicopedagógica y social, observamos cómo ésta ha sido denominada de diferentes maneras, hablándose de intervención psicoeducativa, pedagógica, educativa, social,… actualmente, hay una tendencia a actuar y confluir en el término psicopedagógica, significando un concepto que no siendo igual para todos los autores, si presenta suficientes similitudes.

Se utilizan indistintamente los términos orientación, acción e intervención psicopedagógica-social, ya que toda orientación, conlleva implícitamente a una intervención, a una acción, por lo que ambos conceptos pueden unirse en lo que hemos denominado “Intervención Psicopedagógica”.

A lo largo del tiempo, se han ido ofreciendo distintas y variadas definiciones de orientación, acción o intervención psicopedagógica, desprendiéndose de ellas unas consideraciones generales y comunes, que resumiremos a continuación:

  • La orientación es una ciencia de intervención con diferentes fuentes disciplinares.
  • Es un proceso de acción continuo a lo largo del tiempo.
  • Es un proceso de ayuda (mediación y facilitación) que se dirige a todas las personas en diferentes contextos o escenarios a lo largo del tiempo (ciclo vital).
  • Es fundamentalmente preventiva y proactiva, y debe potenciar el desarrollo integral del ser humano (la autorrealización).

“En este ámbito se incluyen todas las acciones orientadoras desarrolladas dentro de la educación formal en todos sus niveles (Educación Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato, Universidad y Formación Profesional), también se incluye las acciones dirigidas al colectivo que se está formando en los centros de Educación de Personas Adultas, ya que si bien no forman parte de la estructuración de las enseñanzas de régimen general, se han considerado aquí por su regulación como parte del sistema educativo. Igualmente, vamos a incluir a la familia por la relación que se establece y mantiene desde el ámbito educativo, más concretamente con el centro educativo, con la finalidad de optimizar el proceso educativo, facilitando las relaciones familia-escuela.

Los objetivos y contenidos de este ámbito, van a estar diversificados en función del nivel educativo en el que se desarrolle la acción, estamos ante el contexto más tradicional y clásico de la acción psicopedagógica. Desde este ámbito, la acción se va a centrar en la orientación de los procesos de enseñanza/aprendizaje, en las dificultades de aprendizaje, los procesos de toma de decisiones, los programas de transición, la atención a la diversidad, los programas preventivos,… y todo ello, teniendo en cuenta el desarrollo integral de la persona.

La actual estructuración del sistema y la forma en que se está desarrollando, provoca una serie de problemas que, unidos a la esencia de la orientación, como aspecto de la educación integral, justifican la necesidad de llevar a cabo intervenciones o acciones psicopedagógicas a lo largo de la vida académica, entre las que señalo:

  • El incremento de fracaso escolar/académico y el número importante de alumnos que abandonan prematuramente el sistema educativo.
  • La separación entre sistema educativo-sistema productivo.
  • La necesidad y dificultad para tomar decisiones, para construir el propio itinerario formativo.
  • Las numerosas tradiciones de la capacidad de adaptación.

La intervención psicopedagógica está compuesta por todo un conjunto de acciones preventivas y correctivas complementarias y no excluyentes, de las desarrolladas ordinariamente por los profesores en el aula, con el fin de optimizar el rendimiento escolar, el desarrollo cognitivo, el desarrollo afectivo, la integración social,…

Dispone de objetivos, de tal forma explicitada y temporalizada que puede ser objeto de evaluación por parte de los agentes o usuarios de la intervención.  Se concibe y diseña bajo la forma de “Programas” e implica a todos los elementos que institucionalmente cooperan en el desarrollo educativo (padres, profesores, alumnos, equipo directivo, etc.)

 

Ámbitos de intervención en medios educativos y comunitarios.

No es fácil delimitar los ámbitos de la intervención psicopedagógica. Entendemos por éstos “los diferentes entornos o ambientes donde la persona se desenvuelve a lo largo de su vida y donde se desarrolla la acción psicopedagógica y social”, lo que otros autores han denominado contextos o escenarios de la intervención psicopedagógica u orientadora.

Los distintos ámbitos o contextos de intervención y acción social tienen que asumir que la intervención psicopedagógica debe ofrecer una respuesta desde un enfoque sistemático y ecológico, y considerar el desarrollo del individuo como un proceso que se produce en interacción dialéctica con el medio o ambiente, comprendido no sólo la influencia del contexto sino también la finalidad en sí misma, es decir, la transformación o cambio social (la dinamización social). Por estas razones la acción psicopedagógica y social comprende estos tres diferentes ámbitos de intervención.

 El Ámbito Académico.

 El Ámbito Comunitario.

 El Ámbito de las Organizaciones

CONCLUSIONES

Una intervención psicopedagógica abarca muchas acciones y actuaciones.

Es un proceso de acción continuo y dinámico, de optimización y transformación social, dirigido a todas las personas, en todos los ámbitos, facetas y contextos. Desarrollándose tras una planificación y contextualizada.

 

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez González, M. (1995). Orientación profesional. Cedecs. Barcelona.

Álvarez González, M., y Bisquerra, R. (Coords.) (1996-2001). Manual de Orientación y tutoría. Praxis. Barcelona.

Álvarez Rojo, V. (1993). Orientación educativa y acción orientadora. EOS. Madrid.

Vélaz De Medrano, C. (2002). Orientación e Intervención Psicopedagógica. Conceptos, modelos, programas y evaluación. Archidona: Aljibe, pp. 107-163 (Cap. II: Modelos de intervención psicopedagógica en orientación)

Grañeras, M. y Parras, A. (Coords.) (2008). Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas. Madrid: CIDE, Ministerio de Educación, Política Social y Deporte, pp. 47-113 (Cap. II: Un recorrido por los distintos enfoques y modelos de intervención psicopedagógica en orientación).

Webgrafía

http://diseprograma.blogspot.com/2008/06/qu-es-la-intervencin-psicopedaggica-y.html

Pedagogía de la Inclusión

En numerosas ocasiones escuchamos: «¿qué hago con mi niño?», «en su clase ya hay varios compañeros que saben leer y mi hija no»,…

El siguiente nivel es empezar a etiquetar negativamente a nuestros hijos («es de los torpes», «me va a doler la cabeza con mi niña y los estudios») y, posteriormente, la etapa educativa de Infantil y Primaria se convierte en un calvario para adultos y niños.

Tenemos que detenernos y dejar a un lado estas ideas. Dificultades en el aprendizaje escolar podrán presentar todos los alumnos en algún momento de su escolarización, pudiendo manifestar cada uno de ellos diversos grados de dificultad. No por eso debemos alarmarnos, lo mejor es afrontar esta situación lo antes posible utilizando las ayudas, apoyos y recursos disponibles para favorecer el aprendizaje de los más pequeños.

Partiendo de esta base, lo fundamental es evitar que se formen lagunas en el aprendizaje. Para ello, se ofrecerá,como ya se ha mencionado, algunos apoyos y recursos para continuar su desarrollo intelectual adecuadamente.

El alumnado con dificultades en el aprendizaje suelen tener un desarrollo en el aprendizaje lento, con un coeficiente intelectual normal o superior, su ambiente sociofamiliar  es «normal» , no existen problemas emocionales ni disfunción del sistema nerviosos central y, sin embargo, su rendimiento escolar es insatisfactorio.

Se pueden detectar problemas como:

  • En el área verbal presentan problemas en la codificación y decodificación simbólica, en el manejo de útil de la escritura y problemas en el desarrollo de la lectoescritura
  • En el área motriz presentan problemas de hiperactividad e hipoactividad, torpeza motora, dificultad en la coordinación
  • En el área del pensamiento matemático presentan problemas en las seriaciones, en errores de cálculo, etc
  • En la atención presentan problemas de dispersión y de concentración, así como de memoria
  • en el área social y emocional encontramos desajustes emocionales leves y fijaciones, inhibiciones, agresividad
  • En lo que se refiere a la percepción presentan problemas en las áreas de reproducción de formas, inversiones de letras, rotaciones y confusiones
  • Etc.

El sistema educativo actual entiende que la escolarización de estos alumnos debe ser ordinaria e inclusiva con los apoyos y refuerzos educativos, tanto individualizados como en pequeños grupos en el contexto normalizado de la escuela y de su grupo de edad. Ofreciendo estos apoyos tanto el tutor/ a de aula como el profesorado de aulas de apoyo.

También será fundamental la implicación de la familia. No podemos olvidar que sin este apoyo la atención educativa no conseguirá los mismos resultados positivos que si contamos con una implicación activa de padres y madres.

Estas cuestiones nos llevan a deducir que si los alumnos pueden presentar dificultades en el aprendizaje escolar, la familia puede presentar dificultades para educar y los profesores dificultades de enseñanza.

En estos casos, los tutores legales, madres y padres del alumnado, deben buscar ayuda profesional en el propio centro educativo , área  servicios sociales, profesionales particulares, etc.

En cuanto al profesorado, estas dificultades estarían relacionadas con la gestión y control del aprendizaje de los alumnos ya que el conocimiento de los alumnos se construye en el aula y es el profesor el que media entre el concepto y el niño. Existen ayudas específicas para estos casos y formación continua específica en este ámbito que será de gran ayuda para los maestros/ as que se encuentren ante esta situación.

La clave está en un «currículum comprensivo», adaptado a todos los alumnos que se encuentran en el aula. Cada alumno/ a es diferente y justo en esa gran diversidad está la riqueza del aula.

Hagamos que esta etapa de nuestros hijos sea creativa, divertida y, sobre todo, feliz.

Evitemos los comentarios pesimistas y negativos hacia ellos.

Practiquemos la motivación activa.

Y si necesitamos ayuda, no dudemos en demandarla.

 LA EDUCACIÓN ES LA MEJOR HERENCIA QUE PODEMOS DEJAR A NUESTROS HIJOS

¿Premiar a mi hijo/a para aumentar su motivación?

La realidad es que «premiar» a los niños para que rindan mejor en la escuela o mejorar su comportamiento es una práctica habitual y algo generalizado en nuestro contexto.

Existen infinidad de opiniones al respecto, tanto por parte de padres como educadores. Quizás, para hacerlo de la mejor manera posible, lo mejor sea adoptar un punto medio. Podemos dar a nuestros hijos un premio especial de vez en cuando pero, en la mayoría de las situaciones que sean propicias para ello, vamos a premiarlos con UNA GRAN SONRISA, UN ABRAZO o UN GESTO POSITIVO. También son muy eficaces frases como «tienes que estar orgulloso/ a de ti mismo/a», «lo que has logrado es gracias a tu esfuerzo», ...

Teniendo en cuenta que la aptitud y el trabajo diario son importantes en el éxito personal, los padres tienen que encontrar la forma de motivar a sus hijos para aprovechar sus oportunidades académicas o, simplemente, a utilizar sus talentos que tienen ahora o que pueden ir desarrollando.

                

Si encendemos esa motivación, el deseo de avanzar no necesitará premios externos, amenazas o súplicas por parte de los adultos que le rodean. Su motivación hará que alcance su máximo potencial y disfrute.

¡Papá y Mamá, os toca aprender a utilizarla!